Apelar a la actuación de las fuerzas del Mal, personificadas casi siempre en los marginados de la sociedad —en especial en los judíos—, resultaba más fácil que enfrentarse a la desorientación producida por la inabarcable inmensidad del mundo real.
Apelar a la actuación de las fuerzas del Mal, personificadas casi siempre en los marginados de la sociedad —en especial en los judíos—, resultaba más fácil que enfrentarse a la desorientación producida por la inabarcable inmensidad del mundo real.