Muchos «cristianos viejos» compartían la creencia de que no ya algunos, sino todos los conversos y sus descendientes eran herejes. Esa creencia se basaba en la idea de que «la fuerza de la sangre» operaba en ellos de manera inevitable, haciéndolos herejes por naturaleza
Durkheim, el antisemitismo y el chivo expiatorio
Cuando la sociedad sufre, experimenta la necesidad de encontrar a alguien a quien pueda culpar de su mal, sobre quien poder vengar sus desgracias; y aquellos que son naturalmente designados para desempeñar ese papel son aquellos que reciben el rechazo de la opinión mayoritaria. Son los parias que sirven de víctimas expiatorias
El momento culturalista
Culturas y civilizaciones dejan de concebirse como construcciones conceptuales híbridas, porosas, fluctuantes, bastardas, cambiantes, contradictorias... Se conciben como entes atemporales, como ídolos de culto a los que venerar o destruir, según se consideren propios o ajenos.